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sábado, 20 de agosto de 2011

EL BESO 2DA PARTE

“ EL BESO, EL PRIMER BESO…”
Segunda parte
Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com


"Que triste fue decirnos adiós cuando nos adorábamos más".... ¿"nos"?... perdón me olió a manada. Cuando se acaba la magia del enamoramiento y con ello termina también el paquete de besos con el que venia incluida, no son los dos los que sufren. Bueno, si sufren los dos, pero de diferente manera. Uno sufre porque no sabe como parar de besar y el otro porque no será más besado.
La gama de los besos que se dan durante el enamoramiento es infinita como finito es su tiempo. Existen los besos esquimales, de lengüita, francés, pasionales, de mordisco, robado, de monaguillo, de pajarito, Hollywood, de lado, el toma todo y yo te sigo, el cazador, rinconero… hasta que sin darnos cuenta llega el temido beso de Judas.
El beso del enamoramiento ha sido musicalizado, desde el ridículo: “Besos para ti much much” , hasta el internacional traído directamente desde España en tres carabelas: “El beso, el beso, el beso en España, lo lleva la hembra, muy dentro del alma” , para luego enfatizar el asunto diciendo: “…un beso de amor no se lo dan a cualquiera”, aunque a veces el individuo (sea del sexo que sea) se comporte después como “cualquiera”. Claro que se pasa por varias etapas, se comienza con: “Pero un beso como que me diste nunca me habían dado” para después del agradecimiento por el beso sin igual comenzar a dar entrada con: “En la dulce tentación de un beso mordelón” , hasta retirar la guardia por completo y decir: “…beso francés, baba del cielo en la piel te seguiré, estés donde estés…” . Entonces una vez obtenido el beso francés y ¡Dios sabe cuantas cosas más! el hechizo se desvanece por arte de brujería. Entonces es cuando aparece la duda entre cortarse las venas o dejarlas de melenita y acompañado de los mejores amigos o al menos de los que aún se desvelan, pasando por la ira del duelo, se canta “…lo que no te perdono es haberme besado con tanta alevosía…” siguiendo por una etapa de la negación “…para que quiero otros besos si tus labios no me quieren ya besar” . Hasta llegar al momento donde se intenta cerrar el ciclo del duelo: “Total, si no tengo tus besos no me muero por eso, yo ya estoy cansada de tanto besar”. Luego nos tirarnos para que alguien nos recoja (en el buen sentido claro, hablamos de un momento sublime de depresión y abandono… aunque…) y cantamos: “Quizás sus besos te den la ternura que yo no te di” hasta que sentenciamos ingenuamente “En la boca llevaras sabor a mi ”...
Por fortuna las obras plásticas no son tan dramáticas, no piensan en el antes o en el después del beso. Se concentran en el momento y punto, a fin de cuentas, de instantes efímeros esta hecha la vida. Definitivamente, esos besos que se esculpen o se plasman en lienzos se refieren al beso del enamoramiento, no cabe duda, ningún otro beso puede traer la fuerza, la locura, lo irracional de este beso. Claro existe el caso extraño del beso de amor, ¿pero ese, aun y cuando vuelve el alma al cuerpo tendrá la fuerza representativa? Tal vez si, tal vez no, pero al que no someto a juicio porque de antemano se que es culpable es al beso enamoradizo, traicionero y valiente a la vez, condenado beso cada vez me cae mejor.
Entonces no de extrañar que tanta obra de arte haga honor a estos besos. No soy capaz de penetrar en el cuerpo y mente ya caducos de tantos creadores pero a través de sus obras podemos entrar en su espíritu o llegar a creer, al menos, que somos capaces de entenderlos. Con aquellas cualidades de pitonisa, que tiene toda mujer, creo poder adivinar las intenciones y sensaciones que cruzaban por su mente. Desgraciadamente puedo ver el sufrimiento de Artemisia Gentilleschi cuando pintó "María Magdalena como la melancolía" (1622-1625). Los labios de Artemisia se debieron haber quedado asustados sin besar más y a juzgar, por la facha de la pobre Magdalena, se quedó sin la gracia de ningún otro tipo de beso.
El beso de Rodin (1886), una maravilla de sensualidad, de ternura, de enamoramiento. El frío mármol se convierte, de repente, en nieve de vainilla antojable a cualquier sentido y en cualquier sentido, ¡que importa lo que pase después!, ¡que importa si hay más o nunca más! Lo importante es ese momento que se quedó congelado. ... al menos de esta forma se pueden quedar congelados para la eternidad, así, tal y cual se quedan labrados en nuestra memoria no colectiva.
Gustav Klimt nos engaño, su Beso (1907) no es apasionado, su beso es forzado ¡claro que no es natural!, pero es tan dulce pensar que el toma la cara de su amada de una manera tierna para hacer más intimo el beso en lugar de creer que la prende de la quijada para que no se le escape. No muy relacionado con El Beso de Francesco Hayez (1859), quien posa la mano sobre la cara de la amada y no para evitar su huida, sino para confirmarle y confirmarnos su verdadera entrega en ese momento real y pasajero.
Como sibila caída del techo de la Capilla Sixtina, profetizo que los besos, los besos del enamoramiento nunca acabaran y acabaran siempre.

Cuando tu beso desapareció,
estuve a punto de despertar, sin remedio,
sobre la fría cordura de la realidad.
Afortunadamente me salvo mi propia locura,
esa locura de saber que otro beso,
otro beso mentiroso,
me espera en algún lugar aún no creado
y nuevamente volveré a creer
que es real, sincero y eterno.

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