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sábado, 20 de agosto de 2011

EL BESO 1RA PARTE

“ EL BESO, EL PRIMER BESO…”
Primer parte
Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com


“Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez… “. Antes que nada manifiesto mi admiración por Consuelito Velázquez y tratando de no agredirla tanto como los Beatles al interpretar esta canción, me pregunto: ¿Qué le hacia pensar a Chelito que el último beso es bueno y maravilloso?. El beso de la última noche va cargado de tristeza, de pesar, de adiós… si hablamos de la última noche es porque nunca más, la persona en cuestión, nos volverá a besar porque ya no nos quieren besar… entonces… ¿seguimos pensando que ese beso seria digno de ser considerado como el mejor, el que deja huella?. Yo prefiero que ni me lo den… gracias, me quedo con aquellos llenos de amor, de pasión, de magia y tantas veces de mentiras.
No es novedad hablar del beso, pinturas, canciones, poesías, mitos, películas, tanto entorno al beso. Ahora quiero darle su justo lugar a un beso que no es tan santo, no es tan sublime, digamos, no es apto para horarios familiares. Hablo del beso, del primer beso, del beso del enamoramiento.
Me parece decente que primeramente se ubique geográficamente al enamoramiento. Puede ser que para algunos este en el corazón, para otros en el estómago, para otros tantos en el cerebro, unos más mañosos lo tienen en las manos y otros un poco carentes de cordura lo tienen en los labios. El amor es mucho más difícil de localizar, primeramente hay fuertes rumores de que no existe, pero que más da, cada quien da asilo en su espíritu al farsante que le da la gana. En esta vida hay libertad de alojamiento.
Los besos del enamoramiento vigilan secretos, pueden ser ángeles guardianes o asesinos a sueldo. Pueden rescatar almas en pena del purgatorio o pueden condenarnos al fuego del infierno. Algunos nos llevan al paraíso y nos dejan saboreando las mieles de la gloria o, en el peor de los casos, el amargo sabor de la resaca de una borrachera de ilusiones.
No es de extrañar que muchos científicos comparen los síntomas del enamoramiento con los del Desorden Obsesivo Compulsivo.(DOC). La doctora Psiquiatra Donatella Marazziti de la Universidad de Pisa en Italia, explica que cuando una persona se enamora libera feniltilamina sustancia que aumenta la energía física y la lucidez mental también se encuentra la noradrenalina un neurotransmisor encargado de provocar los pequeños escalofríos de placer, sudores en las manos, taquicardias y la muy conocida sensación de "mariposas en el estómago”, además de la serotonina, neurotransmisor encargado de regular el deseo sexual, mantener la vigilia y modular la ansiedad y la agresividad. Entonces, si estamos bajo el efecto de todas estas sustancias tan fáciles de pronunciar, no es de extrañarnos que los besos, producto del enamoramiento nos enloquezcan, y nos vuelvan adictos a ellos y cuando se acaban, cuando pasa el enamoramiento, como irracionales exigimos nuestra dosis diaria para poder seguir viviendo… pero ya no nos la dan más. Nuestro dealer cambia de zona.
Por eso el beso del enamoramiento es otra cosa, el beso del enamoramiento es un artículo de lujo que lamentablemente tiene fecha de caducidad y a diferencia de la materia, este si se crea y se destruye o en el peor de los casos se transforma. El beso del enamoramiento nos hace perder la poca o mucha lucidez con la llegamos a este mundo. Llega a ser un beso mentiroso que nos hace creer que los príncipes azules (o del color de preferencia) o las princesitas existen. Nos hacen pensar que el ser definitivo ha llegado a nuestra vida y viceversa. Somos como una especie de entes iluminados para el otro que no deja de vernos con los mismos ojos de caricatura de Walt Disney con los que nosotros los vemos a ellos. Eso si, la cursilería esta en el punto más feliz y peligroso de su existencia. Imagínese usted la cantidad de locura que se trasmite a través del beso mutante del enamoramiento, aunque eso si, es el beso más sabroso que puede utilizar el ser humano como método contra la monotonía, la ansiedad y por supuesto la depresión, provocando la adicción a esa droga llamada beso que mantiene nuestra adicción al enamoramiento. Rezamos que nunca acabe, pero las noticias son malas, generalmente después de dos años, a lo mucho, se hecha a perder, sin importa la cantidad de conservadores que le apliquemos.
El beso del enamoramiento es y ha sido objeto de inspiración. ¡Quien no va a querer escribir, pintar, contar, filmar de esta sensación que entró por todos los sentidos a manera de bálsamo de la verdad obligándonos a mentir!. Ese néctar cálido y caliente, mojado y húmedo, dulce y sabroso que nos convierte en ese ser de fantasía visible solamente ante los ojos de aquel enajenado que tiene la locura suficiente para afirmar que nos ama.
Fin de la primera parte.

Bibliografía
Chavez, Mariana y Aguirre, Alejandrina. (2010). “La química del amor ”. Extraído el 31 de Mayo de 2011 desde http://search.epnet.com


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